Le llamaban Lance

Lance Armstrong ha vuelto. Regresa a la competición el ciclista más laureado en la historia del Tour (si, si, sólo del Tour) y ya se ha estrenado en el Tour Down Under australiano. Obviamente ya no es el que era, tiene casi 40 años y la inactividad parece haberle pasado factura, pues al notar la montaña en sus piernas, ha perdido 15 segundos en meta. No esperemos que vuelva a dar candela por las carreteras francesas, es más, creo que tan sólo actuará como un Chechu Rubiera más para Alberto Contador.

Nunca me gustó su actitud en el caso de su exagerada estima y mal comportamiento con algunos compañeros de pelotón como fué el caso de Simeoni en el Tour, un corredor para nada peligroso a por el que Armstrong salió a cazar sin ningún sentido, más que por que le caía mal. Sin embargo lo que sí aplaudo es su espíritu de superación y su implicación en la lucha contra el cáncer, promulgando su causa por todo el mundo gracias a su propia fundación, LAF.

De todos modos es una buena noticia para el ciclismo. Ello animará este deporte y su interés.